jueves, 11 de julio de 2013

DETALLES






































DETALLES
 Hay detalles que son significativos, cuadros vivos, del conjunto, del entorno. La Alberca pese a que el escenario con el transcurso de los tiempos haya tenido que cambiar su singular aspecto, sigue mostrando una magnífica estampa expositiva. Todo el pueblo es una auténtica sala de exposiciones. El detalle, el motivo, el cuadro, surge en cualquier instante, calle, plaza, entorno, rincón.

 PUERTA
Lo más significativo de ella, junto a los troncos de madera que han ido moldeando los crudos inviernos y calurosos veranos, son las telas de araña que sirven para cazar las moscas que intentan entrar y molestar a los animales que hay en su interior. La puerta, la pintura, la chapa, las telas de araña, la verticalidad lateral de una pared de piedra recientemente reformada, las hojitas verdes que crecen libremente en pie de hierbas, forman un cuadro vivo y natural de especial atractivo.

 SALIENTE DE SOBRADO
 Nada más entrar por la Calle del Tablado te encuentras con este saliente de un sobrado de la casa de Basi, de Pedro, de Consuelo...y más claro del señor Cananeo que cuidaba todo el edificio con gran esmero. El entramado con sus piedras y adobe es perfecto. La “ventanina” un mirador admirable para ver llegar a sus gentes del campo, escuchar los bandos,...En la otra parte de la casa que no se ve, otra ventanilla para meter el heno en el sobrado y las ventanas de las diferentes estancias de la casa donde la señora Josefa se pasaba el día entregada a su familia. El tejado podrás ver que puede desaguar en perfecta inclinación. Y los cables simulan entre vigas oscuras, ejemplo que se debería de haber realizado en otros lugares donde los contadores o cajetines eléctricos desdicen las fotografías de un pueblo ejemplar. El balcón de hierro de la derecha muestra los buenos barrotes de hierro de la casa del señor Antolín, distinguido herrero del lugar.

 COLLARES E HILOS DE ORO
 ¡Qué no tiene que estar orgullosa esta joven y guapa albercana con sus hilos de oro! Las cruces, sus vueltas y cuentas y ese tocado de cabeza entre encajes negros y morados envidian a la señora que no deja de mirar a la joven, al fondo. Y ¡con qué orgullo luce estas ropas esta jóven albercana en un día de fiesta! Trajes hechos a mano por pasadas generaciones que se saben hoy día muy bien valorar. La espontaneidad del momento queda reflejada en la natural hermosura de su mirada.

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