RITUALES DE CASORIOS Y ALBORADAS
I-La llegada del grupo de cantores
Cuando el reloj de la torre de la Iglesia señala la media noche, nace la alborada. Mozos y mozas cantores con repique de almireces, castañuelas, toque de tamboril y estampidos de cohetes se detienen junto a la casa del novio, frente al balcón de la novia.
Los cerrojos son de oro / las puertas son de cristal
La moza que vive dentro / mañana se va a casar.
Coge la mantilla moza / y métete “pa” la sala
Y ponte a considerar / lo que vas a hacer mañana.
Canta la juventud y hasta las oscuras maderas renegridas de castaño se estremecen.
Suena un cohete, al momento otro; el “soná” de la pólvora anima a las gentes del pueblo a salir de sus casas. Los estampidos y silboteos de los siguientes cohetes se entremezclan ya, con los ritmos del tamboril, castañuelas y cantos de la alegre marcha que trae el cortejo que se acerca entre vítores, aplausos y ¡viva los novios!
Los numerosos asistentes se van agrupando a ambos lados de la calle cercana a la casa donde se va a realizar la celebración. Acuden con emoción, curiosidad y entusiasmo.
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