EL PAÑUELO DE CABEZA
Muy pocas eran las mujeres mayores en
nuestro pueblo, que en la década
de los cincuenta no llevaban cubierta la cabeza con un pañuelo. Para los actos
religiosos el velo empezaba a ser más utilizado por las jóvenes y ciertas
mantitas más vistosas para las
procesiones y fiestas.
Era una prenda cómoda para protegerse
del frío, de los rayos del sol y ciertas actividades que necesitaban cubrir la
cabeza; no se nos olvide que muchas mujeres ayudaban a la familia haciendo
trabajos agrícolas. Había, incluso niñas que parecían mujercitas en miniatura con esa prenda.
Lo mismo que pasaba en La Alberca
sucedía en los demás pueblos cercanos de la sierra de Francia.
Era llamativo que en los actos
religiosos, mientras la mujer se cubría la cabeza, el hombre se quitaba la boina o el
sombrero en señal de respeto.
Había pañuelos de cabeza de seda, de
lana, de algodón. De colores oscuros, lisos, estampados,… A veces a juego con
el abrigo o la ropa de vestir o de días de fiestas.
Si en ciertos momentos o actos no
llevaban tapada la cabeza, los llevaban guardados y cuidadosamente doblados para
disponer de ellos en el momento adecuado.
La manera de realizar el tocado de una
forma natural y tradicional del lugar, necesitaba una habilidad especial para
que les cubriera bien la cabeza y parte de la frente; anudados de una forma
curiosa y tapando parte
de la boca por el frío o carencia dentaria que se pudiera disimular
elegantemente.
Es curioso que durante cierto tiempo se haya
prohibido a las adolescentes musulmanas
el ir con la cabeza tapada a clase, cuando en nuestros pueblos y ciudades en el
siglo pasado era corriente ver a muchas mujeres
llevar la cabeza tapada, aunque no fuera para ir a clase- las monjas no
tenían esa prohibición-, sino para realizar su vida con toda naturalidad.
Hoy esta costumbre es un signo o señal de tradición, de respeto a las costumbres del pasado, de fidelidad a unos trajes típicos -como es el Traje de Vistas- que perdería esa gracia o adorno que le caracteriza. Y en lo demás ¿Para qué nos vamos a meter en creencias superficiales? Si ese adorno embellece a quien voluntariamente lo lleva y admira.
Hoy esta costumbre es un signo o señal de tradición, de respeto a las costumbres del pasado, de fidelidad a unos trajes típicos -como es el Traje de Vistas- que perdería esa gracia o adorno que le caracteriza. Y en lo demás ¿Para qué nos vamos a meter en creencias superficiales? Si ese adorno embellece a quien voluntariamente lo lleva y admira.
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X- Las imágenes son de diferentes medios por eso es difícil citar a sus autores como solemos
hacer en otras ocasiones, excepto las de Rosa Gómez que llevan su nombre.
Isibe lo transcribió- Las cosas de ISIDRO-
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