jueves, 12 de enero de 2017

LA ALBERCA SE LO MERECE




























LA ALBERCA SE LO MERECE

“He encontrado un auténtico Barrio de Damasco, Rufino Blanco Belmonte.

Cuentan que Ismael Blat cuando volvió a La Alberca por segunda vez en algunas cosas se llevó una gran decepción, el escenario no permanecía incólume. Aquí, donde había un  ventanal, un poste, un alero vencido o un tejadillo altamente significativo para el pincel, se había transformado. Y es que la arquitectura albercana al ser de un lugar habitable es lógico que tuviera que sufrir los arreglos o cambios que se precisaban.
El escenario no podía permanecer intacto. Incluso, a veces, tenía que sufrir de los comentarios de personas no entendidas que se manifestaban en contra del natural tipismo y peculiar sincronía de vida, costumbres y paso de los tiempos.
Luego llegaron los de Bellas Artes, exigían mucho y aportaban poco y el pueblo tuvo que sufrir estos entorpecimientos que con buenas intenciones, las buenas gentes del lugar, en muchas ocasiones no tenían medios para hacer los cambios  o arreglos que se necesitaban. Y amenazaba el ladrillo, el material más fácil de conseguir y más antiestético para el lugar.
Todos estos inconvenientes y muchos más estaban presentes día a día en un pueblo en el que la agricultura y ganadería aportaban muy poco y apenas nada el turismo.
Las cuadras empezaban a ser antiestéticas, por las calles apenas podían pasar ya cerdos, vacas, caballos, carros de paja, camionetas,… Es decir, la natural forma de vida, conjugada perfectamente con el medio ambiente pasaba por malos momentos.
En el monte el carbón apenas ya daba y comenzó la repoblación forestal, los pinos daban buenos sueldos pero un trabajo atroz. Hemos tenido amigos que después de pasarse el día poniendo pinos en Batuecas, con la correspondiente caminata por la tarde bailaban “sueltos” en la plaza como si tal cosa.
 Y llegó la necesaria salida de  tenerse que ir a los países europeos donde se podían  sacar unas pesetitas, teniendo que dejar en algunas ocasiones  a los hijos con los abuelos. El pueblo se despoblaba y en la década de los sesenta se notaba muchísimo.
Era de un verdadero sacrificio para sus gentes conservar estos enormes caserones. Lo mismo que sucedía con sus trajes, costumbres y tradiciones, que se iban perdiendo e invadían los modernismos que llegaban de la gran ciudad.
Hoy nos alegramos después de conocer aquellos malos momentos de “moscas y mosqueos” oír decir que La Alberca es uno de los pueblos más bonitos –típicos, interesantes, atractivos,..- de España. La Alberca se lo merece. Y lleva con orgullo- pese a todos los malos momentos que ha tenido que vivir, que su 75 aniversario como Monumento Nacional  ha constituido un verdadero éxito.
Escritores, pintores, poetas, gentes del cine, del teatro, personas de prestigio y numerosísimas excursiones acuden al lugar y quedan admirados. Tengo que volver, dicen y vuelven.
Hoy la Alberca bien se lo merece y aquellas personas que visiten el pueblo y se paren a hablar con los naturales, que en buen tiempo se siguen sentando en los poyos de sus puertas, esquinas o rincones, sepan que han sido ellos quienes no han dejado que su pueblo se despoblara y perdiera y oirán que han trabajado en el campo, en los pinos, han hecho de extras en películas, salen con la campanilla, siguen bordando y les gusta seguir haciendo su vida a modo tradicional, como las hicieron  sus padres y generaciones anteriores. Y estoy casi seguro que les hablarán del 75 aniversario de ser nombrado nuestro pueblo, el primero de España Monumento Nacional. La Alberca se lo merece.
¡Ah, y si van ahora en estos días del 17 de enero día de San Antón, pueden ver las fiestas que hacen en su Plaza Mayor a ese cerdito que anda seis meses libremente  por sus calles y en ese día se rifa! Beneficia  y agasaja.

¡Suerte!- LA ALBERCA SE LO MERECE




































































































































































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