viernes, 12 de abril de 2019

LAS BORDADORAS DE SIEMPRE -¡AY, MADRE CUÁNTO TE AÑORO!


















       LAS BORDADORAS DE SIEMPRE

                     ¡AY, MADRE CUÁNTO TE AÑORO!
                                                     
Un pequeño homenaje a todas las bordadoras que dejaron tras de sí la muestra de su saber hacer.
            En las largas tardes de invierno, cuando el frío y el silencio me rodean, cojo mi silla bajita y me siento al lado del arcón. Lo abro despacio y me sumerjo en los recuerdos… ¡Ay, madre, cuánto te añoro!
            Los paños, bordados por tus manos, me hacen alejarme en el tiempo. Tardes frescas de verano en el poyo, puntada a puntada desgranabas tu vida. Colores vivos de hilos. Agujas pequeñas difíciles de enhebrar. Puntadas finas y decididas, hechas con amor. ¡Ay madre, cuánto te quiero!
            Mis ojos se paran ante un paño pequeño, apenas una cuarta, un paño bordado por una niña que comienza a aprender, insegura, sin destreza, que alcanzará la perfección a fuerza de tiempo, que alcanzará la maestría de las bordadoras albercanas. ¡Ay, madre cuánto te añoro!
            Dibujos antiguos con antiguos significados, mujer soltera, amor, fuerza…Sí, madre, la fuerza del león que tú tenías para sacarnos a todos adelante. ¡Ay, madre, cuánto te quiero!
            Con tus bordados en mis manos me imagino cuando, puntada a puntada, tu pensamiento volaba a tus hijos, la preocupación por su futuro, al trabajo del marido, a los abuelos mayores y enfermos que pronto nos dejarían. ¡Ay, madre, cuánto te añoro!
            En el fondo está la colcha que empezaste y que no pudiste acabar, con la aguja enhebrada con el color del cielo, que yo no pude ni siquiera tocar. Algún día la cogeré entre mis dedos y, sintiendo los tuyos la acabaré. ¡Te lo prometo, madre!
            Qué paradoja, la vida, que se lleva a las personas y nos dejan su labor para que, cuando las añoremos, nos dé consuelo.
                       ¡Ay, madre, cuánto te quiero!

Y ahora, en este nostálgico momento, al tener que cerrar el viejo arcón oigo que alguien susurra a mi lado, los bordados albercanos que llevan tanto tiempo y esfuerzo, no son reconocidos como  debieran serlo. Los bordados no se firman, su autora es anónima, sólo los cercanos los reconocen. No son el cuadro del pintor, que todos distinguen y alaban sabiendo quien es su autor. Son una profunda  huella que deja el tiempo en el fondo del arcón. Solamente se desdibujarán el día que los detenga el olvido.

        - Para vosotras bordadoras que fuisteis siempre y seréis -Por: Isabel -

En recuerdo también de la señora Beatriz Mancebo,"la tía Triz"; de Elisa Merchán, Amelia, Don Mauricio. Y los impulsos en el pueblo para que se promocionara más EL CASETÓN por parte de Dn Luciano ya que el bordado pasaba por unos momentos agónicos y de desánimo. Y gracias a ellos, y también  a Don Lorenzo González, Don Isidro Puerto y más personas entusiastas hoy tiene un reconocido mérito.








































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