BATUECAS UN PARAISO CELESTIAL
ANÉCDOTAS
CON UN MÉDICO RURAL
Muchos
años estuvo mi padre visitando Batuecas. Los monjes cuando alguno de ellos se
ponía enfermo acudían llamándole a él.
Recuerdo
una de las veces que le llamaron que hacía un fuerte temporal y decidieron
bajar, me parece que fue con el señor Vidal, envueltos en unos grandes capotes
y montados en caballerías. Pero tuvieron la mala suerte que se les espantaron
los caballos en el Portillo y tuvieron que dejarlo para el día siguiente. Otras
veces en tiempos más actuales bajé con él en el coche de Pedro Calentino y en
la mitad del camino recogimos a Don Teodoro que trabajaba con ellos. El padre
Tarsicio se llamaba el portero del convento y el padre Félix, natural de La
Alberca estuvo de prior muchos años. Recuerdo la vez que un fraile se cayó en
un pozo y estuvo bastante tiempo pidiendo auxilio, los demás frailes no acudían
creyendo que era un pastor.
En
las largas horas de espera, mi padre solía llevar su revistilla de Selecciones y anotaba en la parte de
atrás de las recetas algún pensamiento, escrito o poesía que se le ocurriera.
Un
día viendo sus apuntes me encontré esta receta por detrás con un poema
inacabado.
¡Atrevido
de mí que he decidido acabarlo y recomponerlo, pues estaba totalmente desordenado.
Los
dos pasos previos al poema son :Escritos en la parte de atrás de una receta y
el poster que llamo Apuntes, donde se
ven las inquietudes y el influjo de San
Juan de la Cruz, patrono de los poetas. Y también principal impulsor de estos
montes carmelitanos.
Me
encanta ese final de Apuntes: ¡Queda con Dios Batuecas, ya que eres elegido
lugar
“cobdiciadero”
/ para buscar de Dios la compañía”. Es interesante esa duda de la palabra entre
codiciar y cobijar, seguramente para una consulta posterior con el diccionario,
del que era un especial seguidor
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