jueves, 24 de diciembre de 2020

DOLORES, SIEMPRE DOLORES






 DOLORES, SIEMPRE DOLORES

La hija del señor Pablo, hermana de  Doña Vicenta, el don bien se lo merecía y de Carmen que también tiene su don, pero predomina más en ella la campechanía y no le importa que la llamemos por su nombre a secas. Muchos años vecinos de nuestra querida calle del Tablado, haciendo entrante con la Balsada.

Vivir lejos del lugar de origen ocasiona que nos enteremos más tarde de las noticias.

Aunque Dolores sigue estando presente en la vivísima estampa de su hijo José Luis.

Conocimos a Dolores antes de salir del pueblo a ejercer nuestra profesión y me llamaba la atención en ella cuando la veíamos salir a trabajar al campo, lo mismo que lo hiciera un hombre y con sus hijos al lado o cogidos de su falda. Hay que leer a José Luis que él mejor que nadie nos describe esas vivencias campesinas y familiares mejor que nadie.

Cuando jubilado ya, regresé más a menudo al pueblo me agradó con la campechanía que me trataba y lo bien que me ponía el trato que había tenido con mi padre.

Descubrí en ella, porque le agradaba que me contara cosas de José Luis, la cultura que tenía de la singular vida que de nuestro pueblo, costumbres y tradiciones Y esto quedó reflejado en un reportaje que hizo televisión, tuvo al joven locutor entusiasmado, no se esperaba él la suerte que había tenido poder hacer un reportaje con tanta naturalidad y especiales conocimientos de la vida tradicional y aún local.

Y es que así era Dolores, quizás la última mujer representante de lo que había sido La Alberca. ¡Cuántas horas “fatigando el campo”, pensando en el marido que se había tenido que ir a trabajar al extranjero, mientras ella en los fríos días de invierno de La Alberca, atizaba la lumbre de suelo, cuidaba que el “ pucherino” no cayera al suelo por una mala trastada del gato…En fin cuantos detalles de vida popular, de toque de campanas, de llegadas del coche de línea, …Mientras el rostro con el paso de los años parecía de vírgenes dolorosas o de trastadas de niños; “las abuelas adquieren el semblante de castañas pilongas por sus  simpáticas arrugas que son el más firme reflejo de los años”. ¿Y tú, mocosillo ¿qué?, con tu carita de manzana reineta que está pidiendo un pellizquillo a gritos?.. Con Don Luciano, me decía Dolores las mujeres no teníamos que ir a Salamanca a dar a luz, los niños eran albercanos. Este del Tablado, ese otro de la calle Petalla, de las Espeñitas,…Ahora son todos de la Residencia.

Y nos echábamos a reír.. Descanse en paz que bien se lo merece.

Y José Luis en La Alberca sigue siendo fiel reflejo de su madre. Amigo lector te invito a que leas estos dos trabajos de José Luis. Y que algún día oigamos a algún niño albercano entonar esta Cancioncilla, seguidilla de versos pentasílabos y heptasílabos que es tan fácil de entonar como difícil de hacer, no siendo por la maestría de un gran poeta.

NO OLVIDEMOS LA PANDEMIA

-“VILLANCHICOS” DE LA SIERRA-

 A un virus se le vence

Sólo con tres personas:

O le bailas o arrinconas,

Y si  no se  convence.

 

Un palo y dile:¡Toma!

 

Ya me olvidaba

De los que dicen "¿Dole?..."

Con mascarilla, y distancia

¡Vete a Batuecas! -No pecas

O a la Peñita de Francia!

 

¡Con elegancia!

¡Trae la aceitera!

 

¡Tocad  las almas!

¡Tocad las palmas.!

¿Y el bicho?   ¡Fuera…!       











































































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