DOLORES, SIEMPRE DOLORES
La hija del
señor Pablo, hermana de Doña Vicenta, el
don bien se lo merecía y de Carmen que también tiene su don, pero predomina más
en ella la campechanía y no le importa que la llamemos por su nombre a secas.
Muchos años vecinos de nuestra querida calle del Tablado, haciendo entrante con
la Balsada.
Vivir lejos del
lugar de origen ocasiona que nos enteremos más tarde de las noticias.
Aunque Dolores
sigue estando presente en la vivísima estampa de su hijo José Luis.
Conocimos a
Dolores antes de salir del pueblo a ejercer nuestra profesión y me llamaba la
atención en ella cuando la veíamos salir a trabajar al campo, lo mismo que lo
hiciera un hombre y con sus hijos al lado o cogidos de su falda. Hay que leer a
José Luis que él mejor que nadie nos describe esas vivencias campesinas y
familiares mejor que nadie.
Cuando jubilado
ya, regresé más a menudo al pueblo me agradó con la campechanía que me trataba
y lo bien que me ponía el trato que había tenido con mi padre.
Descubrí en
ella, porque le agradaba que me contara cosas de José Luis, la cultura que
tenía de la singular vida que de nuestro pueblo, costumbres y tradiciones Y
esto quedó reflejado en un reportaje que hizo televisión, tuvo al joven locutor
entusiasmado, no se esperaba él la suerte que había tenido poder hacer un
reportaje con tanta naturalidad y especiales conocimientos de la vida
tradicional y aún local.
Y es que así era
Dolores, quizás la última mujer representante de lo que había sido La Alberca.
¡Cuántas horas “fatigando el campo”, pensando en el marido que se había tenido
que ir a trabajar al extranjero, mientras ella en los fríos días de invierno de
La Alberca, atizaba la lumbre de suelo, cuidaba que el “ pucherino” no cayera
al suelo por una mala trastada del gato…En fin cuantos detalles de vida
popular, de toque de campanas, de llegadas del coche de línea, …Mientras el
rostro con el paso de los años parecía de vírgenes dolorosas o de trastadas de
niños; “las abuelas adquieren el semblante de castañas pilongas por sus simpáticas arrugas que son el más firme
reflejo de los años”. ¿Y tú, mocosillo ¿qué?, con tu carita de manzana reineta
que está pidiendo un pellizquillo a gritos?.. Con Don Luciano, me decía Dolores
las mujeres no teníamos que ir a Salamanca a dar a luz, los niños eran
albercanos. Este del Tablado, ese otro de la calle Petalla, de las Espeñitas,…Ahora
son todos de la Residencia.
Y nos echábamos
a reír.. Descanse en paz que bien se lo merece.
Y José Luis en
La Alberca sigue siendo fiel reflejo de su madre. Amigo lector te invito a que
leas estos dos trabajos de José Luis. Y que algún día oigamos a algún niño
albercano entonar esta Cancioncilla, seguidilla de versos pentasílabos y
heptasílabos que es tan fácil de entonar como difícil de hacer, no siendo por
la maestría de un gran poeta.
NO OLVIDEMOS LA
PANDEMIA
-“VILLANCHICOS”
DE LA SIERRA-
Sólo con tres
personas:
O le bailas o
arrinconas,
Y si no se convence.
Un palo y
dile:¡Toma!
Ya me olvidaba
De los que dicen
"¿Dole?..."
Con mascarilla,
y distancia
¡Vete a Batuecas!
-No pecas
O a la Peñita de
Francia!
¡Con elegancia!
¡Trae la
aceitera!
¡Tocad las almas!
¡Tocad las palmas.!
¿Y el bicho? ¡Fuera…!
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