UNAMUNO
LA ALBERCA.
CANDELARIO. Y VOVERÉ
En estos días
hemos visto como se celebraba en La Alberca su V Feria del
LIBRO y como
fondo del encuentro de algunos escritores en la Plaza albercana, la imagen de
la gran foto de don Miguel, cercana a su biblioteca municipal.
Al mismo tiempo
en Candelario, Fernando Martín Blancas realizaba en la pared de la Ermita del Humilladero una hermosa pintura que
representa la figura tan característica de la personalidad de don Miguel.
Dos pueblos muy
unidos, por la especial atracción que sentía hacia ellos, el rector de la
universidad salmantina y vasco de pro.
Quizás hoy,
muchos de los habitantes de nuestros pueblos desconozcan por la distancia a la
gran ciudad que existía en aquellos años, algunas vicisitudes de la vida de
don Miguel de Unamuno.
EL DESTIERRO
Desterrado a la
Isla de Fuerteventura -Canarias, tenía 60 años- por haber realizado unas críticas
hacia el rey Alfonso XIII y al general Primo de Rivera, estuvo antes de partir
en un Hotel de la calle Ancha de Cádiz -febrero de 1924-donde prometió “ no
huir, ni preguntar las razones de su destierro y no pagar gasto alguno”.
Anécdotas
curiosas: “Esperando el barco los policías quisieron ahorrarle su custodia bajo
la palabra de honor de caballero y les respondió: “no puedo darles mi palabra
de caballero, porque soy un hombre honrado a pie, un peatón”.
Siendo un
brillante estudiante mi padre en la Universidad de Salamanca y viviendo el
momento que sentía la ciudad publicó en
la revista la Semana una Parábola, titulada: El hombre bueno y el poderoso, fue
tachada por la censura militar, hasta que años después fue recogida por una
prestigiosa revista médica y que aquí damos a conocer ya que fue médico y
escritor durante 40 años en La Alberca.
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