VALIENTES
COMO UN TORERO
Los niños de la
década de los años cincuenta, al no estar influenciados como los de hoy por las televisiones, llevábamos una vida más
natural, con un trapo hacíamos una pelota que a la cuarta patada ya se
deshacía. Teníamos eso sí, más referentes taurinos: Manolete, el Litri, Julio
Aparicio y con un trozo de saco y un palito de una zarza que servía de
banderillas, improvisábamos al instante
detrás de la Casa de los Calentinos, en la Senjá o en cualquier rincón una
pequeña corrida de toros.
Hoy Valentín
Hoyos se ha venido presentando de una manera diferente, recibiendo clases y
teniendo sus oportunidades consiguientes. Los paisanos y aficionados con esa
afición que nos caracteriza, seguimos sus pasos y le deseamos ya la mayor
gloria posible. Y como la poesía mueve a los pueblos allá vamos adelante con
ella para izar con nuestra humilde colaboración lo más alto posible al valiente
y entregado Valentín.
CUANDO LAS MUSAS
SALTAN AL RUEDO
La Alberca tiene
un torero / Que se llama Valentín.
Triunfador y con esmero.
¡Adelante Valentín!
Que tu actitud
es tan terca / Que está esperando La Alberca
Des un salto de postín
¡Adelante
Valentín!
Cuando te
acercas al toro / Ya verás que se avergüenza
Tú le miras a los ojos.
Y él te expresa su obediencia.
Le gusta ser
dominado / Su embiste lleva esa esencia
Junto al hombre estar prendado.
¿Qué sería sin
el hombre / el toro? Se habría acabado.
Valentín, échale garra
Hay toreo de
pizarra. / Y el tenerle también cerca
-No
es caramelo de menta-
Eso lo sabe La Alberca.
Valentín narra
Cuenta…
¡Cítale! Con la
derecha. / ¡Humíllale! Con la izquierda.
¡Baílale! Con
mucha mecha.
¡Qué hay fuego! ¡Qué no se pierda!
Ese
arte, esa luz,…
¿Ya te
cruzas?...Pues recuerda
Que en lo alto está la cruz.
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