CARMEN REQUEJO -LA BORDADORA AL AIRE LIBRE DEL SOLANO
Hemos sentido mucho la muerte de Carmen
Requejo, esposa de José Pena, con los que nos unía una buena amistad. Igualmente con su hermano Félix,
casado con Dolores con ellos también compartimos
agradables momentos en Ávila.
Fue con José María, con el que la
amistad se hizo más cercana, excursiones,
visitas, paseos, salidas por pueblos
para después hacer actividades
literarias y sobre todo de agradables tiempos de compañía, mientras duró, en La
Alberca, su larga enfermedad.
Jopero, así firmaba sus artículos el
marido de Carmen, realizó una gran labor como secretario en el Ayuntamiento de
La Alberca, fue un entusiasta actor local del Solano y del teatro, y
corresponsal durante cierto tiempo del periódico “El Adelanto” de Salamanca.
A Pena le unía con nosotros esa
inquietud de preocuparse por la vida
local albercana. Nos dolía en aquellos
difíciles años de la emigración el destino que podrían tener sus tradiciones y
especial arquitectura. Se encargó de
animar aquellas reuniones de verano que tenían como finalidad impulsar un
poquito más a nuestro pueblo, y a las que
recuerdo que también asistían Pedro Becerro y Vicente Calama. Por su gran labor
el Ayuntamiento le otorgó el nombre de una calle.
Carmen que había nacido en Herguijuela
de la Sierra, pueblo siempre muy hermanado con La Alberca, se aficionó de muy
joven a realizar las actividades de bordado que, por aquella época, dada ya la
edad avanzada de sus más conocidas representantes, empezaba a decaer.
Los libros de Don Lorenzo González
Iglesias, las actividades de Don Mauricio en el Casetón, también con Elisa la
mujer de Eliseo y de Goya, Pilar -y de
tantas personas más que es imposible mencionar a todas- y el impulso y
reconocimiento que estaba dando La
Asociación de Amigos de La Alberca movieron a esta generación de personas a que
se interesaran más por estas actividades de bordado que habían sido tan
características y propias de nuestro pueblo.
Apenas estaban comercializadas, se
hacían para reunirse con otras personas o para tener la satisfacción personal de haber sido realizadas por ellas
mismas, con la finalidad de adornar y
mostrarlas cuando fuera preciso. Colchas,
cortinas, pañitos, manteles, centros de mesa,…
Carmen tenía además otra inquietud y la
consiguió con gran éxito, aplicar en la artesanía los principales y diferentes dibujos que se
emplean para el bordado. Y así dibujaba y pintaba, e iba introduciendo a sus hijos, haciendo
tazas, platitos, jarritas de cerámica,… para
diferentes usos y adornos. Se había convertido en una gran emprendedora
con sus tiendas. Sus conocimientos y experiencias también las aplicó dando
clases en Salamanca durante el curso.
Fruto de las cuales surgió su libro
“Bordado de la Sierra de Francia” que
hizo con su hija Isabel Pena, que merece la atención de aquellos que se interesen por este tipo de actividades.
Con Carmen se ha perdido una de las
mejores bordadoras de estos últimos años. La figura más característica del Solano,
siempre sentada a la puerta de su tienda y cosiendo, costumbre muy albercana. Y
si algún curioso o turista se acercaba a ella no le importaba parar su trabajo y explicarles
todo el proceso y realización de tan típico y singular bordado.
Esperemos que esta gran dedicación y recuerdo de Carmen sirva de impulso para que
personas más jóvenes continúen aficionándose a estas actividades tan antiguas y originales
del bordado; y también, visitando su tienda, de tener un agradable recuerdo de la hoy ya típica
artesanía albercana. Que en paz descanse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario