COSAS DE UN PASADO PERDIDO
-LOS LUNES A LAVAR AL RÍO-
Son
escenas del ayer que quedan grabadas en el subconsciente y que la mejor
fotografía de entonces no disponía de los avances precisos para podernos
mostrar su inigualable realidad.
¡Los lunes a lavar al río!
Y las mozas y mujeres casadas se
repartían por zonas; quienes vivían cerca de la Puente y ese lugar les
convenía, allí iban; otras, al río de San Antonio y ,otras, de los muchos más
lugares que había, al río de las Eras. Yo, por cercanías, a quienes más veía
era a las que iban a estos dos últimos lugares.
Salían los lunes por la mañana, después
de ir a las fuentes a buscar agua para las casas y barrer la calle. Mientras tanto había que
preparar algo de comida, para llevársela al río; la ropa no se podía dejar sola
mientras se secaba.
Me llamaba la atención el agua lo fría
que estaba y a ellas las veías en la poza formando su círculo o zona, en grupo
y arremangadas. ¡Qué bonita palabra! Remangadas, enseñando los brazos, a ves un
poco el pecho y las manos “colorás”. Pero…¿Cómo no iban a estar “colorás”, si
en algunas de ellas no había sabañones que las podía parar?
¡Qué pasara por allí algún gracioso y
las dijera una broma! Iba a salir “escaldao” o escarmentado por meter el pico
donde no le llaman.
¿Ves a la señora de la izquierda? La
falda entremetida entre las piernas; la piedra plana para flotar la ropa; el
jabón casero, blanco como la espuma. Y puños y puños y puños, miradita al
frente y cuatro palabras, no más, que puede haber alguien esperando para coger
el sitio; aunque del baile del domingo, siempre hay algo que comentar.
Un paño a la cabeza que cubre el cuello, la frente y un poquito a veces,
sobre la boca.
A su lado la señora preñada, con el
cesto de la ropa a la espalda; el rodete a la cabeza con una banasta de ropa
pequeña. Se va a tender, extender la ropa bien sobre una soleada pared, o sobre
la hierba de un huerto familiar o de un
descampado cercano.
El niño hoy no va a la escuela porque le
molesta la garganta, va a aprender más de la madre naturaleza que de la destartalada enciclopedia de Álvarez que
le va a dejar Don César.
El niño juega con un martillo, ya que de
mayor quiere ser “cantero”, no como Machín, sino como el Tío Roque, Valencia,
los Adilos, los Tuninos,… familias que entendían como nadie de esos oficios.
El agua del río brilla, resplandece
tanto que al levantar la vista se enrojece el horizonte.
¡O quizás es que yo he cogido una
cartulina demasiado puesta en el asunto! Porque el cuadro, según lo ves, no lo
hace cualquiera y menos si está hecho a pellizcos de cartón, pegado con engrudo
de harina y así, así como tú lo estás viendo.
¡Cosas de un pasado perdido!
Realizaciones POP-ART
X-La Alberca-La poza
Si encuentro alguna foto de esas que
pone José Luis Puerto en sus estupendos libros de la Memoria Visual te la pongo
y si no ya sabes a buscar, charlar y
memorizar.
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