LAS HOJAS CAÍDAS DEL ÁRBOL. ES OTOÑO
“Las hojas caídas del árbol, juguetes
del viento son,…”
Han llegado las lluvias y por fin han
caído al suelo. Son las últimas, las más seguras y fuertes que permanecían
sujetas a las ramas del castaño, del nogal,… Mientras las más primerizas iban
de un lugar a otro del suelo, remolinándose en agradables sonidos.
Hoy las hojas, apenas se cogen. En
tiempos pasados se llevaban en banastos o serones a las cuadras para mezclarse con los
excrementos de los animales, cerdos,
vacas, caballos,… Recuerdo cuando se extendían algunas cargas de hojas delante
de las viviendas y los transeúntes pisábamos al pasar, depositándose al mismo
tiempo los excrementos que dejaban algunos animales al pasar por el lugar. La
malicia de los niños consistía en tirarse puñados de hojas hasta que eran
recriminados.
Después, las cargas de hoja se metían y
desparramaban –bonita y significativa palabra en sentido de extender- por el suelo de las cuadras. El proceso iba a ser
lento, unos seis meses. Y cuando ya estaba formado el vicio –palabra muy propia
de La Alberca-, este se transportaba en banastos o serones al campo. Los suelos
de los huertos y fincas en La Alberca
eran generalmente pobres en materia orgánica; el estiércol nuevamente se
desparramaba e iba a contribuir para que el campo se abonara de esta forma tan
natural.
El arado, el surco, el sembrado, y el
riego tantas veces solicitado hasta por turnos nocturnos iban a producir el milagro que las patatas, tan mal
pagadas al agricultor, fueran únicas las de La Alberca, por su excelente
calidad.
Las hojas, los excrementos. / Cuadras
para fermentar/ Y… ¡Déjate ya de cuentos!
/ Han hecho que las patatas/ sean dignas de mencionar.
Y las hojas, las caídas hojas, muertas y
esqueléticas del árbol, nogal y castañar preferentemente, han
contribuido para que se realice este proceso de abono de sus empobrecidas tierras con la mayor naturalidad posible.
-fotos de Marcelino Barés-
-Albercanas con pendientes,Ángela.
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