IMÁGENES OTOÑALES
-COSIENDO AL SOL-
Estas tres imágenes son la esencia más
pura y tradicional de un pueblo de Castilla, que el tiempo ha ido pasando
página y dejando en nuestra memoria el recuerdo de pasajero contemplativo.
No hacía falta que el reloj de la torre
diera la hora. Las vecinas, en La Alberca, pasado el medio día y acabadas las
faenas del almuerzo cogían su banqueta, sillita o tajo – o se aprovechaban de
la desviación del canal del terreno y marchaban en grupo en busca de la mejor
pared solariega. Para algunas las de La Fuente Canal, bajada del Barrionuevo,
soportales de la Plaza, de la Cruz y para otras en la pared del Huerto del
señor Güina que lindaba con el ya desaparecido del señor Román. Habrá quien
quizás se extrañe, que en vez de decir “tío”-que era lo propio de La Alberca-
diga lo de señor, saliéndome de lo más familiar y propio de un pueblo tan
serrano.
Es el tiempo en el que los niños están
en la escuela y que el silencio lo partiera una polvorienta “cambioneta” o un
carro que pasaba cansino con su carga de heno.
Y también es el momento del padre nuestro de cada día,
del sentarse al sol con regusto africano, recubriendo la cabeza, espantando la
inoportuna avispa y dejando caer las horas mientras se cosía, se bordaba o se
hacía calcetín a mano.
Las palabras y los pensamientos
darían para más, pero es preciso ser
parco en ellas, detenerse ante la imagen y no caer en la modorra del calorcito otoñal que viene
robando el tiempo. Hoy quizás puedas ver imágenes parecidas en algún cortinal o
espacio menos visible donde un móvil, tableta u ordenador portátil de alguien
te diga: “¡Mira, niña, La Alberca en sus Tradiciones! Y esa que ves es La Inés,
la Dolores…y el que duerme ¿a qué se parece al señor Manoli? Tú mismo.
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