LAS LÁPIDAS DE LA IGLESIA PARROQUIAL -I I-
Y me quedo observando lo que tantísimas veces había visto y nuca me había detenido en fijarme, los números de las lápidas de la iglesia. ¡Más de doscientas!
Con cuidado corro algunos bancos y voy fotografiando algunas de ellas.
Las hay perfectamente conservadas, quizás por estar preservadas de las pisadas por los bancos.
Ahora, en verdad entiendo lo que decía Cruz y el por qué algunas personas siempre estaban en la iglesia en el mismo sitio.
¿Quién sabe si en la otra vida nos tocará también compartir espacio, pensamiento y lugar y allí si que no se podrá discutir si este sitio es mío porque llegué antes, soy la mayor, o...?
Al ser espacio reducido habrá sitio para todos, no como en la iglesia que se imagina uno que tendría que haber alguna que otra trifulca familiar. Para estas cuestiones siempre había algún hombre bueno o entendido al que recurrir, o “una mujer ciega como dice el P. Hoyos de Damiana Hoyos, anciana de noventa años”, a quienes se consultaría en las dudas.
Sería interesante conocer algunos datos sobre las vidas de estas personas, porque hay algunas lápidas que son dignas de ver y fueron gentes distinguidas de aquel momento.
Son antepasados nuestros que hay que tener como dice Cruz el mayor respeto y la máxima consideración “porque quién sabe si algún día pudieran ser de nosotros mismos”; aunque hoy en este lugar no se efectúa ya ningún tipo de enterramiento, termina diciéndome Cruz.
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