... Y VER POR AGUA PASADA...
¡Qué suerte tiene Peromingo el poder estar en la sierra!
En lo alto de las Peñas Tiritinas y ver su paisaje de siempre en exclusividad, estando hoy ya tan cambiado.
La Peña de Francia, esa gran masa de piedra rocosa y cantos de granito le invita a repasar palabras, caminar en el pensamiento y trovar.
Trovar siempre es bueno, aunque la trova no alcance la perfección que todo buen trovador desease.
Tardes de otoño en la sierra.
Y esa nube que se acerca
Oscura, espumosa y terca.
Ansiando agua está la tierra..
Chaparrón y patacón.
La tormenta se avecina
Con pasión y mucha inquina.
¡No te consiento el tabaco
Respirando tal fragancia!
Vámonos ya del Cabaco
Y de la Peña de Francia.
¡Al Casarito! ¡A La Alberca!
Y esa nube que se acerca...
Las vecinas en la calle
Sienten que la tarde es hosca
Y al niño no hay quien le acalle
Ni se están quietas las moscas.
Momento. Tiempos revueltos.
¿Quieres la firma? La estampo
Hoy ya nadie quiere el campo
Y no hay hombres tan resueltos.
La nube calma su guerra.
Y en el aire se disipa
¿Y si de nuevo se equipa?
¿Qué secreto es el que encierra?
Si supieran las castañas
Los calboches, las manzanas.
Los tomates, los pimientos,...
Si a” L´eras” por las mañanas
Volvieran sus pensamientos,...
Si supieran... lo que es ver
Campo, monte, peña y tierra.
Sabrían que es entender
Y sentir, aire y balada
Tardes de otoño en la sierra.
Y ver..., por agua pasada.
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