EL OSARIO
Salimos del Solano Bajero y nos encontramos con la sugestiva estampa del Osario. Con su nicho, hornacina y unos faroles que las personas devotas encienden al atardecer. Para ello suben por la escalera de piedra que hace frente al Osario, ponen luz en dicho lugar, en recuerdo de las Ánimas Benditas y en memoria de los que se fueron.
Se puede disentir sobre el Purgatorio, sobre las Ánimas Benditas, sobre si hay un lugar destinado a purgar las penas.
Pero lo que si hay que hacer es respetar estas creencias populares, de emplear un tiempo determinado cada día en recuerdo de quienes nos acompañaron en vida.
De aquí surge la mejor postal del pueblo, la más representativa.
Y llama la atención su vestimenta, hasta hace poco tiempo así lo hacían, estas personas con las que tantas veces hemos estado y convivido.
Hoy pocas mujeres guardan ya esa costumbre, no llevan pañuelo a la cabeza, ni se cubren el cuerpo los días del frío invierno con el “mantón”.
Por eso, cuantas veces veamos esa postal son pocas, nos recuerda un pasado que fue ayer mismo.
Y pensando en esta tradición nos decimos en el pueblo ¡Cuánto hemos cambiado!
Ya quedan muy pocas mujeres que vistan de esa forma; ya... ni se ajustan la cintura, ni se ponen el pañuelo a la cabeza,...pero la realidad era esa y nos agrada ya que son estampas vivas y naturales.
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