viernes, 5 de junio de 2020

EL SECRETILLO ALEGRE DE LAS SOLANAS -CANTA Y NO LLORES- El ARBOLITO-
















EL SECRETILLO ALEGRE DE LAS SOLANAS
-CANTA Y NO LLORES- El ARBOLITO-
En las solanas había tiempo para todo. El niño caprichoso para llorar cuando prefería salir a la calle. Y el conformista, para poder realizar allí todos sus juegos. Cuando las abuelitas se animaban, se movía la mecedora con el pie y se empezaba a cantar. Una canción de las más famosas era la adaptación mejicana de “Ya se secó / el arbolito” El arbolito existía junto a la curva de la parada del coche de línea entrando por el Tablado.
Allí un castaño centenario, que conocieron los niños de la década de los cincuenta, era la delicia de chicos y mayores; en torno a él se había hecho una pista de carreras de aros y dentro del mismo un buen lugar de escondite para las diversas ocasiones. Dentro de su tronco seco cabían ocho o diez muchachos apretados según la ocasión, sobre todo la llegada de un autocar lleno de extranjeros, que no se atrevían a bajar del autocar al ruido de un cencerro y griterío de llamada: ¡toro…toro… toro…!
El Arbolito, aguantaba a todo lo que se hiciera dentro él, incluso una buena fogata. Llegaba el coche de línea y se quedaba solitario, a oscuras, no siendo que alguna pareja quisiera aguantarle un poquito más. Después si se acercaba alguna zorra de la Casa García, le ladraban los perros del señor Calentino o de Morriña.
Pero un buen día se hizo realidad la canción que cantaban las abuelitas a los niños en las Solanas: “ya se secó el arbolito/ Donde dormía "algún pardal" –pavos reales no había en La Alberca- Y ahora dormirá en el suelo (Bis) como cualquier animal”. El señor Calentino aprovechó su terreno y construyó allí un edificio muy blanco,con salón de baile incluido. Al mismo tiempo empezó a desaparecer el pardal, que con su escopeta de perdigones tanto los perseguía, Juan Mari el sobrino de Martín y de Dorita.
Los bailes del salón abrían paso a una nueva época y en las solanas se actualizaban algún episodio que otro, de los  que ocurrían en la vida del pueblo.
A finales de agosto la solanas se quedaban sin espacio, había que secar las alubias al sol y después a rondar por las calles. ¡Dichosos años aquellos, tan duros de la post-guerra y que tanto y tanto se cantaba!
Ahora tocaba: “Una mañana temprano / cogí mi caballo/ y me fui a pasear / tuve que pasar las villas/ de Villa García / que es puerto de mar.
Yo, te daré / Te daré niña hermosa / te daré una cosa / Una cosa que yo solo sé…Mi versión acababa así: /Café / leche / portugués.
Y si se hacía "serano"-tertulia nocturna-. Si había "serano-sereno", Se continuaban un poquillo más en las solanas a la luz de la luna; la alegre penumbra de los aleros con las estrellas, hasta que las ventanas de los ojos empezaran lentamente a cerrarse.
¡A la paz de Dios A las buenas noches/
Si una estrella se cayera / Se cayera en tu balcón / Seguro que si yo fuera / te pediría el pendón/








































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