EL
SECRETILLO ALEGRE DE LAS SOLANAS
-CANTA
Y NO LLORES- El ARBOLITO-
En
las solanas había tiempo para todo. El niño caprichoso para llorar cuando
prefería salir a la calle. Y el conformista, para poder realizar allí todos sus
juegos. Cuando las abuelitas se animaban, se movía la mecedora con el pie y se
empezaba a cantar. Una canción de las más famosas era la adaptación mejicana de
“Ya se secó / el arbolito” El arbolito existía junto a la curva de la parada
del coche de línea entrando por el Tablado.
Allí
un castaño centenario, que conocieron los niños de la década de los cincuenta,
era la delicia de chicos y mayores; en torno a él se había hecho una pista de
carreras de aros y dentro del mismo un buen lugar de escondite para las
diversas ocasiones. Dentro de su tronco seco cabían ocho o diez muchachos
apretados según la ocasión, sobre todo la llegada de un autocar lleno de
extranjeros, que no se atrevían a bajar del autocar al ruido de un cencerro y
griterío de llamada: ¡toro…toro… toro…!
El
Arbolito, aguantaba a todo lo que se hiciera dentro él, incluso una buena
fogata. Llegaba el coche de línea y se quedaba solitario, a oscuras, no siendo
que alguna pareja quisiera aguantarle un poquito más. Después si se acercaba
alguna zorra de la Casa García, le ladraban los perros del señor Calentino o de
Morriña.
Pero
un buen día se hizo realidad la canción que cantaban las abuelitas a los niños
en las Solanas: “ya se secó el arbolito/ Donde dormía "algún pardal" –pavos
reales no había en La Alberca- Y ahora dormirá en el suelo (Bis) como cualquier
animal”. El señor Calentino aprovechó su terreno y construyó allí un edificio muy blanco,con salón de baile incluido. Al mismo tiempo empezó a desaparecer el pardal, que
con su escopeta de perdigones tanto los perseguía, Juan Mari el sobrino de
Martín y de Dorita.
Los
bailes del salón abrían paso a una nueva época y en las solanas se actualizaban
algún episodio que otro, de los que
ocurrían en la vida del pueblo.
A
finales de agosto la solanas se quedaban sin espacio, había que secar las
alubias al sol y después a rondar por las calles. ¡Dichosos años aquellos, tan
duros de la post-guerra y que tanto y tanto se cantaba!
Ahora
tocaba: “Una mañana temprano / cogí mi caballo/ y me fui a pasear / tuve que
pasar las villas/ de Villa García / que es puerto de mar.
Yo, te daré / Te daré niña hermosa / te daré una cosa / Una cosa que yo solo sé…Mi
versión acababa así: /Café / leche / portugués.
Y
si se hacía "serano"-tertulia nocturna-. Si había "serano-sereno", Se continuaban un poquillo más en las solanas
a la luz de la luna; la alegre penumbra de los aleros con las estrellas, hasta
que las ventanas de los ojos empezaran lentamente a cerrarse.
¡A
la paz de Dios A las buenas noches/
Si
una estrella se cayera / Se cayera en tu balcón / Seguro que si yo fuera / te
pediría el pendón/
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