EL OSCURECER
El “oscurecé” es un momento de recogimiento.
De luces y
sombras que empiezan a invadir la noche.
Oirás la
campanina, el portalón que se cierra con fuerza.
El perro que
ladra y siente al lobo o a la zorra. El padre que llama al niño para que no
siga más jugando en la calle. O la esquila alborotadora de una chivina que no
quiere entrar en la corteja.
El “oscurecé”, es
el cambio de tumbo de pensamientos y suposiciones.
Y es el
“oscurecé”, el breve momento de la Mujer de las Ánimas que se va perdiendo
lentamente de rincón en rincón.
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