Y SIGUE LA
TRADICIÓN
SE CONSERVA EL PATAGENO
Esta curiosa y
simpática tradición se conserva con su máximo esplendor carnavalesco.
Hubo unos años,
por los sesenta que el franquismo los prohibió. Los “ensabanaos” con un palo
repartiendo guantazos fue una costumbre poco agradable como el tirar harina a
diestro y siniestro.
Yo recuerdo
salir bastante harinado porque me lo busqué y aunque no llegué a la panadería
de Santos, en el Salón de Gabi me lo pasé a lo grande. Pero el acto más
simpático que presencié en unos carnavales fue el ver asomado al balcón de
Salón de Gabi, el burro de Matías. Recibíó más aplausos que el Cordobés
viéndole torear en el bar de Jacinto.
Me dice Don
Florindo que:
Se conserva el
Patajeno
Hay quien lo escribe con jota
Y hay quien lo escribe
con g
-Sería un
engendrador de patas
Lo
que va en contra de él-
Pues el de “patás” va al suelo..
En sacos con mucha paja
Se le presenta así al ruedo
En este caso la Plaza.
Baila. Corre,
Bufa. Raja,…
Desafiando al gentío.
De pronto un
extraño toro
Se burlan. Citan.
¡Qué brío!
Un horcazo lo
destripa
Y
salen a socorrerle.
Y a coserle bien la tripa.
El toro-hombre
le embiste
Y no hay nadie
quien resista….
Las risas y
carcajadas
Que animan a ver el acto
Y entre aplausos y “horca-jadas”
Terminan.
Ese es el pacto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario