La Tarde de los domingos
Antes que comenzara el cine el cura desde la ventanilla del antiguo teatro echaba un vistazo para ver quienes estaban bailando más agarrados de la cuenta. Eran tiempos de bailar suelto con el tamboril. Los niños comprábamos bombas y petardos para tirarlos a las piernas de las muchachas. En el cine las mejores escenas nos las perdíamos por que el dedo tapaba mal la pantalla y el coro de silbidos y pitidos detenía muchas veces la función. A la salida del cine, nada más comenzar la noche había que ir a coger chapas de cerveza por la puerta de los bares y después a rondar por las calles imitando a los mayores. Por cierto de estos nos gustsbs como cantaba Florenti aquello de:"María Manuela me escuchas yo de vestidos no entiendo..." Nosotros agarrados de los hombros íbamos por las calles cantando: Gerardito:María Cristina;La viuda de Miranda; donde vas morena;pelona, sin pelo; a los pobres quintos;Una mañana temprano cogí mi caballo; etc. De pronto...¡qué mañana hay que ir a la escuela! y saliamos volando.
Los tiradores: el más usual era el que hacíamos con una horca de madera de palo, una goma y un trocito de cuero para agarrar, estirar y lanzar piedras. Con ellos caíamos nueces, nidos o se tiraba contra una puerta de chapa que escandalizaba a los vecinos. Según la temporada, el lugar o las posibilidades se intercambiaba con la honda. El tirador más original se hacía con una caña hueca de sauce, sauco, y una guía de palo que al apretarlo con la mano lanzaba una bola de estopa. Los tacos al salir sonaban un fuerte estampido.Los pegotes:
Son una planta herbácea, redondos con púas del tamaño de un centímetro y medio.Más no conviene desvelar. Con ellos hacíamos una buena bola que íbamos después despegando y lanzando a los jerseis donde quedaban adheridos. Las guerras o peleas eran contra las chicas y ellas también participaban.Si nadie se pasaba y tiraba al pelo el juego era divertido. Si caían en el pelo de una chiquilla con trenzas eran laboriosos de quitar ya que se enredaban en el pelo.
Los pegotes eran el toma y daca de un juego ocasional. "¡Cuidao que os gusta enreá!"
Las cañahejas: En La Alberca las llamábamos "cañivetas" -be o uve ¡Vaya usted a saber!- Es una planta con una caña de un metro de altura y se da en terrenos pobres.Cuando están verdes había quien decía que la flor cocida servía para los dolores de barriga( ?) Pero a nosotros nos valían secas. Las arrancábamos del suelo y con una navaja limpiábamos las ramitas. Por dentro estan un poco huecas pues su materia blanca suele estar atravesada por un gusanito. Los niños jugábamos con ellas para hacer espadas, banderillas, artilugios que al chocar las cañas sonaban. Pero especialmente espadas para hacer nuestras peleas callejeras. A veces cogíamos tantas que construíamos casetas o el ruedo de una plaza de toros (los palos de las zarzas hacían de banderillas porque quedaban facilmente adheridas al jersey). Nos servían también para hacer manualidades que pegábamos con "guilindina" los palitos , las cañas, las agallas de los robles. Las agallas -en La Alberca "bogallas"- eran estupendas para jugar a las bolas o hacer collares y pulseras con ramitas largas de juncos.-ISIBE-
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