LA VOZ DE LAS CAMPANAS
El texto no es nuestro, sino de Federico Muelas que en su libro Sorpresa de España al hablar de las campanas escribe:”Hay que crear amistades, fervorosos amigos de todo y en todos los lugares. España se resiente de esa falta de amistad que hace oscos los semblantes de los pueblos que se han ido quedando solos, sin amigos, hasta sin sus recuerdos, cercados por la avaricia, la ignorancia, la incomprensión.
Hay que crear amigos de las pobres cosas y de los pobres seres en todos los rincones de España.
Pero no tienen amigos las campanas. Y hay cientos y cientos de campanarios mudos que piden con su silencio el retorno de las gargantas de bronce que les arrancaron.
Hay lugares y lugares que no pueden echar al aire su alborozo que no pueden acompañar sus cortejos de gozo o de duelo con la voz de las campanas que resumía mejor que pudiera hacerlo la frase o el color el verdadero carácter del lugar.
Hay que crear Amigos de las Campanas y echarse por esos campos de Dios a coleccionar voces entrañables de bronces”.
En nuestro pueblo ya no tienen la mano maestra de Moisés y las de otras personas que las movieron con sabia tradición.
Hoy nos dicen están programadas, pero bueno es mejor eso que hubieran enmudecido sus toques. Nosotros conservamos estos sonidos de los años sesenta con la campanina de la Iglesia alborotadora y el toque pausado y lento de la campana esa que pone “La Asunción es mi patrona/ y yo con gran alegría / desharé nubes y vientos / cantando el Avemaría”
Escuchándolas en la distancia con su eterno compañero el toque del reloj de la torre nos hace poder decir en verdad:
Las campanas de mi pueblo / sí que me quieren de veras/cantaron cuando nací / y lloraran cuando muera.
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