EL CRISTO DE LA VERDAD
En
la iglesia de La Alberca. / -Casi, casi catedral-.
¡Fijaros! Si no habéis visto
Este hermosísimo Cristo
¡Seguro
que os va a mirar…!
¡Acercaros más de cerca!
Conmovedor,
por hermoso / Pero al tener que rimar
¿Podría yo descifrar?
El ¿por qué? será dichoso.
Para
redimir al hombre. / Aquí, está la señal.
Tuvo esta muerte abismal:
Morir peor, que cualquier hombre
Por
tanto, no nos asombre: / Este penoso mirar.
Lo
llamo: De La Verdad. / -En La Alberca es del Sudor-
¿A quién no le da piedad?
Ver así al Gran Señor.
Brillo,
para deslumbrar. /Y si lo miras de frente.
Algo te dice ¡Detente!
¿No ves su sangre brotar?...
El
costado, destrozado. / Imagen ¿De eternidad?.
Redimir, es su mensaje
Con tan inmensa bondad
Que…¿Quién
no queda impresionado?....
¡Por qué nos falta coraje…!
Lo
primero es desclavar. / Que no quede esa impresión
Que le podría dañar.
Y arrancarle el corazón.
De
esta mala humanidad / Que su afán siempre es clavar
Y Él, pidiéndonos perdón.
“A la memoria de Pablo Puerto, dominico, que
donde quiere que esté -los cristianos llamamos Cielo-seguro que tiene este
Cristo en su mente. Los últimos años de estar con nosotros, Pablo perdió el habla. Pero el mensaje de Cristo lo
transmitía con su sonrisa y alegre mirada”
--El 16 de septiembre de 1655, sudó sangre ante una peregrina.
--La talla se atribuye a Juan de Juni-
--El 16 de septiembre de 1655, sudó sangre ante una peregrina.
--La talla se atribuye a Juan de Juni-
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