sábado, 21 de marzo de 2020

HISTORIAS EN EL TIEMPO.ENTREMIJO Y PUCHERO ENCERRONAS, NEVADAS Y EL CORONA-VETE -I-EL PUEBLO DE LA CAMPANINA


























                     HISTORIAS EN EL TIEMPO.ENTREMIJO Y PUCHERO
                              ENCERRONAS, NEVADAS Y EL CORONA-VETE
-I-EL PUEBLO DE LA CAMPANINA
Allá por la década de los años cincuenta bien fuera por las nevadas, frío intenso o fuertes temporales, conocíamos ya en La Alberca, lo que era el llamado aislamiento y
encerrón-temporal. ¡Y salimos de él!
Días que no pasaba el coche del correo, el de línea. Y la carretera se cubría sin máquinas quitanieves y había que abrir la carretera a pico y pala para poder llevar un enfermo grave a Salamanca. Luego al día siguiente lo que se había abierto, se había vuelto a cubrir. El médico y el enfermo se hacían uña y carne para poder salir adelante, Porque al día siguiente había que preparar un caballo, un fuerte capote y al médico para bajar a Batuecas, a curar un fraile en grave estado. De eso sabía mucho el Padre Felix, carmelita, el señor Vidal, padre de Jacinto, Don Teodoro que trabajaba en Mestas, el tío Picho el de las colmenas, las Magallas que después que las pintara Don Ismael Blat se fueron a Mestas para siempre. El mundo infantil y juvenil era diferente.
A los niños no les faltaban entretenimientos en las casas. Las cuadras de esos grandes caserones era el lugar preferido: el “zambulerio”, el jugar al escondite, los pesebres, la cabrita que no se escapara, los banastos y multitud de juegos que surgían en cada momento, mientras los canalones te obligaban a salir en  zig-zag de  un lugar a otro de la calle. Y los carámbanos de los tejados a mirar al cielo.
Ya de mozalbete era un asiduo asistente a las Charlas literarias del Portal de las Cuadras de la vecindad, de las escaleras en caracol de la señora Claudia,-con Gerardo, Fausti, Quisco, Minuto,…-; de la fragua de Vicente  el herrero–con Benito, Martín,..; del Portal de Martín el zapatero, del cobijo de la fachada de Pablo Tacha; de las Comedias de la Peña de la “Senjá”; de la Cuadra del señor Clemente Güina- con Pablo, Cosme, José Antonio y del…”¡Vámonos ya p´a la Praza!”: a jugar a la chirumba.
El Cemento era un buen lugar para correr el aro, la peonza, el “tirable”, las cartas a escondidas… En la puerta de Pablo Chicaina, tomábamos el sol dominguero con Carina, Requejo, Roberto, Pinturas, Juan Francisco, Andrés el de la Manuelina y todo el que se quisiera apuntar según  pasaba por allí. Y no era amigo de compromisos de tantas estaciones  que tenía la plaza, con gas, tinto y cacahuetes
En el Rincón de Pope se veían las ligas de las muchachas que iban a buscar agua a la fuente de la Plaza; en el rincón de la cárcel se pasaba menos frío; en el escalón del Comercio de Poli nos relamíamos los labios viendo colgadas las hojas de bacalao; en la esquina de Carina se cuqueaba y a ver quién te encontraba después Chorrito arriba y para momentos ocasionales los escalones del Porru, de la Flora y del Teatro,…donde  Don Saturnino modificó el Teatro y puso el cine con una especie de casino arriba; allí se podía leer el periódico, tocar la bandurria, bromear con Quilino, Encarni y oír cantar a la guapísima Mari, la sevillana de Morón, fandangos y sevillanas que nos embebía a todos y en especial al que escribe.
¡Como para aburrirse en aquel entonces en La Alberca!
Luego vinieron los estudios, los seminarios, la emigración a Suiza, Alemania, Francia y nos descolocó a todos de un lugar a otro.
En “El Pueblo de la Campanina” se contaba un chiste muy significativo por aquel entonces.
¿Sabes en qué se parece La Alberca a una mosca?- por cierto abundaban mucho-
-En que La Alberca es típica-  el primer pueblo de España en cuanto al tipismo español-
-¿Y qué tiene que ver eso con la mosca?...
Que la mosca “ti-píca”-
-¡Anda corre! Y vete a otros tiempos ya…




















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