CUANDO SE
LLENABA EL BAR DE JACINTO
Con esa Cruz, la
pantalla. / Y España. / Para ganar.
Pues, espera un
poco y calla.
Los tres bares
Marcial, Gabi y Jacinto eran los diferentes puntos de elección. Los más
tranquilos, digamos, elegían los dos primeros. A los que nos animaba más el
cotarro “Tos, pa´onde Jacinto” Este no daba abasto a todo lo que le llegaba,
hasta le ayudaba nuestro amigo Pedro Pinturas. Algunas veces puso la pantalla
en la ventana, eso eran los días más eufóricos
del Cordobés Se llenaba totalmente de
hombres –Las mujeres apenas iban, quitando a Tere que despachaba, eran más
inteligentes pasaban de esas cosas, no quiere decir que las de hoy no lo sean,
sino que la vida hoy es más abierta-
Un Salto de la Rana
del Cordobés era para que nos diéramos todos el hombro con hombro y se aplaudirá
a rabiar. Risas, aplausos, olés, viva yo, tú, él , y Juítas claro. Aquello era
el acabose –caos, confusión- la palabra la más apropiada y se hablaba de la
seriedad del Viti, de su toreo profundo, de sus volapiés. El Cordobés era otra
cosa Los pases de Di Stéfano, los goles, trallazos, de Puskas y las carreras
hasta el Prado la Carrera de Gento eran
inigualables Del gol de Marcelino no te quiero ni hablar, tembló hasta la Peña
del Huevo, hecho que se debería de recoger en los libros de José Luis Puerto,
extraordinaria pluma albercana.
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